17 de enero de 2011

En el principio de los tiempos

Según vuestra primera impresión, ¿qué veis en esta foto?

Si pincháis sobre ella se ampliará, y veréis claramente que es el Papa ejecutando una bendición.

Me encontré con esta fotografía hace algún tiempo en las Fotos del día de ElPaís.com. Estaba en la portada, más o menos a este tamaño, y lo que yo vi fue un momento teatral de gran intensidad, con una simetría de gran fuerza y equilibrio, y un fondo de escena espectacular. Así que pinché y me encontré, para mi sorpresa, con Benedicto XVI.

Dicen los estudiosos, que el primer actor que ha existido pudo ser el chamán, una especie de mago y sacerdote, que lideraba espiritualmente a las primeras tribus de humanos, preparando y guiando al resto en los ritos que se celebraban.

Los estudiosos también dicen que el teatro occidental nació en la antigua Grecia, a partir del ditirambo, un coro que invitaba a los dioses a descender a la tierra para escuchar su canto, y en el que se agasajaba principalmente al dios Dionisos. El guía de este coro era el corifeo, que terminó separándose de él para convertirse en el primer actor tal cual lo entendemos ahora, dando origen a la tragedia.

También cuentan que en los comienzos de la sociedad cristiana, todo atisbo de antiguas creencias y rituales paganos era una amenaza y que, como consecuencia, el teatro prácticamente desapareció en occidente. Pero, con el tiempo, el teatro resurgió, como siempre, a partir del nuevo culto religioso, en el que, de alguna forma, Dionisos es sustituido por Cristo, cuyo papel representa el sacerdote en la misa ante la multitud cristiana en el escenario del altar.

Dicen algunos, como Jean Genet o Tadeusz Kantor, que el drama de la misa es el mayor espectáculo teatral de occidente.

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