¡Teatro del Garabato se va de festival! Nos han seleccionado para participar en el XIII Certamen de Teatro San Juan Evangelista. Y es un tópico decirlo, pero para nosotros, que solo hace tres meses que parimos la criatura, es ya un premio poder participar. Y es que el esfuerzo que dedica la compañía a sacar un proyecto adelante es titánico.
Para empezar, lo difícil que es encontrar un texto apetecible y que se adapte a nuestras posibilidades escénicas y de personal. Luego lograr un espacio donde ensayar que no se nos suba de presupuesto; los propios ensayos, que a veces son muy difíciles de compaginar con el trabajo; la búsqueda del vestuario y la escenografía; la elaboración de los materiales de promoción, y especialmente, encontrar lugares donde actuar.
Esto último a veces es frustrante. En la capital hay numerosos espacios desaprovechados y vacíos. O bien porque la falta de presupuesto impide la celebración de espectáculos, o bien porque acceder a ellos es como participar en un triatlón burocrático que agota al más paciente. ¡A cuántos centros culturales habremos escrito o incluso llamado sin obtener ni una sola respuesta!
Sin embargo estamos felices porque nuestra perspectiva es optimista. Desde las dos actuaciones de noviembre apenas hemos vuelto a los escenarios y ya tenemos el mes de febrero con casi una actuación semanal. Y no solo eso, hemos recibido el nuevo año con la sorpresa de haber sido seleccionados para participar en el XIII Certamen de Teatro San Juan Evangelista, que organiza el Johnny, uno de los míticos colegios mayores de Madrid, cuyo teatro han pisado Els Joglars, Alonso de Santos o El Brujo. Todo un orgullo para nosotros.
«Chicos, ¡tenéis que moverlo, esta obra la tiene que ver todo el mundo!», nos dicen después de cada representación. Nadie dijo que fuera fácil, y es que hay un largo camino hasta la cima, pero poco a poco lo vamos consiguiendo. Y ya sabéis, si tenéis un espacio, cualquiera, aunque sea pequeño, el salón de vuestra casa, ¡lo que sea! Llamadnos, que estaremos encantados de llevar un ¡Aquí no paga nadie! al rincón más remoto.
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